PERFIDIA
AUTOR: ALBERTO DOMÍNGUEZ BORRÁS ( MEXICANO)
Nadie comprende lo que sufro yo
canto pues ya no puedo sollozar,
solo temblando de ansiedad estoy
todos me miran y se van.
Mujer,
si puedes tu con Dios hablar,
pregúntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar;
Y al mar,
espejo de mi corazón,
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de tú amor...
Te he buscado dondequiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para que quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quien sabe por donde andarás
quien sabe que aventuras tendrás
que lejos estas de mí...!
Te he buscado dondequiera que yo voy
y no te puedo hallar,
para que quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tu,
quien sabe por donde andarás
quien sabe que aventuras tendrás
que lejos estas de
mi...!
De mí...!
De mi..
Amor, Amor, Amor
canto pues ya no puedo sollozar,
solo temblando de ansiedad estoy
todos me miran y se van.
Mujer,
si puedes tu con Dios hablar,
pregúntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar;
Y al mar,
espejo de mi corazón,
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de tú amor...
Te he buscado dondequiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para que quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quien sabe por donde andarás
quien sabe que aventuras tendrás
que lejos estas de mí...!
Te he buscado dondequiera que yo voy
y no te puedo hallar,
para que quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tu,
quien sabe por donde andarás
quien sabe que aventuras tendrás
que lejos estas de
mi...!
De mí...!
De mi..
Amor, Amor, Amor
Alberto Domínguez Borrás
Originario de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Alberto Domínguez Borrás, nació el 21 de Abril de 1911. Fue hijo del matrimonio formado por Don Abel Domínguez Ramírez y Doña Amalia Borras Moreno.
Los primeros años de su vida los vivió en su tierra natal. Por cuestiones familiares, y posteriormente por inquietud propia, Alberto radicó en muy diversos puntos de la geografía nacional, así como más allá de nuestras fronteras. En 1921 y 1922, se asentó en la ciudad de México, después lo hizo en Puebla, 1922 y 1923. En 1923 y 1924 se reubicó en Matamoros, Tamaulipas, y volvió a la Ciudad de México, donde se instaló de 1924 a 1930. Por otro lado, temporalmente estuvo en Estados Unidos de 1930 a 1932. Retornó a la capital del país para residir de 1932 a 1937, año en que viajó nuevamente a Estados Unidos, permaneciendo ahí dos años, 1937 y 1938. Asimismo, cambia de rumbo, tocando el turno a Alemania para estar durante 1938 y 1939. De nueva cuenta se instala en la ciudad de México, pasando en ella el final de 1939 y parte de 1940. Una vez más, sale hacia Estados Unidos en 1940, donde permanece hasta 1942. Ese mismo año, vuelve a ingresar al país, y se establece 1942 y 1943, para regresar a Estados Unidos, 1943 y 1944. En 1944 vuela a la Ciudad de México, para residir de manera definitiva, de 1944 a 1975. A pesar de tanto movimiento, durante estos años realizó viajes esporádicos de trabajo a Estados Unidos, las Antillas y Europa.
En relación a su escolaridad, Alberto cursó primaria, secundaria y preparatoria. Sin embargo, claramente su vocación natural era el arte musical. De esta forma, realizó una notable carrera de pianista, dirección de orquesta y composición.
Por otra parte, contar con tan sólo seis años de edad, no fue impedimento para que este prodigio realizara en su tierra natal sus primeras obras: "Viva la Feria", inspirada en la llegada de una fiesta a San Cristóbal, y "El Tecolote de Guadaña". Curiosamente, en esa misma época huyó de su casa.
También, su diversificado talento le permitió ser arquitecto autodidacta y constructor de casas y edificios. El brillante Alberto Domínguez gozaba mucho otras facetas, como su gran afición por la gimnasia olímpica y el box, deportes que practicó. En cuanto a su forma de ser, fue de carácter místico, reservado, siendo hogareño, amable y de acrisolada honradez. Otras de sus aficiones era viajar. Además, su tiempo libre lo dedicaba a su pasión por el séptimo arte y deleitarse escuchando música, en particular clásica y jazz.
Dentro de su vasto repertorio, son un par de obras las que le dieron mayores satisfacciones: "Perfidia" y "Frenesí", que durante muchos años rompieron récords por su éxito en gran parte del mundo. Esta delicia de melodías, han sido grabadas por todo el orbe, en todo tipo de ritmo, incluyendo el rock y el jazz. Cabe destacar que entre sus más destacados intérpretes se encuentran, Dave Brubeck, George Shering, Errol Garner, Oscar Peterson, Gerry Mulligan, Cal Jayder, Woody Herman, Benny Goodman, así como casi todas las grandes bandas y orquestas de música popular, bailable o ambiental, y algunas orquestas de música sinfónica con arreglos especiales. De hecho, se realizó el rodaje de una película en México, con capital norteamericano, cuyo título fue "Perfidia", con música de Alberto Domínguez. Adicionalmente, musicalizó algunas cintas, entre las que se encuentran, "Al Son de la Marimba", con Fernando Soler, Joaquín Pardavé y Sara García, y "Mil Estudiantes y una Muchacha", con Emilio Tuero y Marina Tamayo. También, compartió honores al componer dos canciones en coautorìa: "Me Dejaste", y "Traigo mi 45", con letras de Bernardo San Cristóbal y Apolonio Aguirre respectivamente.
Durante su creativa trayectoria profesional, Alberto recibió muchos reconocimientos por su obra, como los diplomas de Broadcast Music, por "Perfidia" y "Frenesí", en 1941. En 1944, Radiolandia le otorgó un diploma por el primer lugar de popularidad de su canción "Humanidad".
Al año siguiente, en 1945, Radiolandia y la Lotería Nacional le otorgaron diplomas por primer lugar, a su tema "Hilos de Plata". En 1946, la Editorial Mexicana de Música Internacional, le confirió el Trofeo de Madera y Bronce, al éxito "Por la Cruz". Ese mismo año, Radiolandia le confirió diploma a primer lugar en popularidad a esa obra. En 1957 y 1961, la Promotora Hispanoamericana de Música le entregó diplomas a primer lugar de popularidad, por sus sencillos "Hilos de Plata" y "Eternamente". Para 1966, en Salamanca, Guanajuato, recibió el Pípila de Plata, por la importancia nacional e internacional de su obra. Posteriormente, en 1969 fue reconocido con diplomas y medallas de oro, porque pasaron del millón de ejecuciones en los Estados Unidos, sus ya clásicos de la música popular "Perfidia" y "Frenesí", y por esta misma razón, la Promotora Hispanoamericana le dió su Trofeo de Plata en forma de pergamino. También en 1969, el periódico El Universal, le rindió homenaje a través de un Diploma especial por la relevancia nacional e internacional de su obra. Llega la década de los 70’s, y con ella, la Secretaría de Turismo le otorgó Diploma y Medalla de Oro, por la importancia de su música en la promoción internacional de México y su cultura.
A principios de los 70's fue electo Vicepresidente de la SACM. Dos años más tarde, en 1972, recibió de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), Medalla de Plata por la relevancia y calidad de su obra. También en 1972, el XXVIII Congreso Internacional de Autores y Compositores le confirió una Medalla de Plata, y con igual presea lo reconoció el Congreso Mundial de Autores y Compositores. En 1973, en el primer Festival Internacional de Música, Teatro y Danza de la Ciudad de Taxco, recibió un Trofeo de Plata por la trascendencia mundial de su obra.
En 1976, contando con la presencia de su viuda, recibió un homenaje póstumo a su obra por parte de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
Cabe anotar, que personajes de la talla de Alberto Domínguez, siempre tuvieron anécdotas surgidas alrededor de ellos. Entre otras, se cuenta que el talentoso músico, arreglista y director de orquesta norteamericano, Glen Miller nombró a Alberto Domínguez, el “Musicalizador de la Segunda Guerra Mundial”, ya que, según sus propias palabras, "cuando llegaba con mi espectáculo musical a los diferentes frentes que visitaba para distraer a los soldados, la canción que más solicitaban era 'Perfidia'." Precisamente, otra de las mayores satisfacciones que le dió su carrera como compositor, fue que "Perfidia" y "Frenesí" hayan roto todos los récords de permanencia en los primeros lugares del Hit Parade de los Estados Unidos, considerando desde la década de los cuarentas; y hasta la fecha, como canciones de autor latinoamericano.
Es importante mencionar que las dos obras siguieron rindiendo frutos en su temporalidad, debido a que volvieron a las listas del Hit Parade en los cincuentas y sesentas. Por otra parte, el gran acontecimiento que fue su música en aquel país y parte del mundo en la década de los cuarentas, fue una situación que supo aprovechar Alberto, y tras arduas gestiones, asesorado por el Lic. Barona de la O., por parte del Gobierno Federal; por el Lic. Rafael de la Colina, Embajador de México, y de los directivos de la SMACEM (Ahora SACM), maestros Juan. B. Leonardo y los Hnos. Martínez Gil; logró abrir las puertas al pago de derechos autorales de Estados Unidos hacia México. En ese contexto, esta fue una valiosa aportación de Alberto Domínguez a nuestro país.
Además de esto, fue cofundador de los gremios autoral y musical de México, contándose entre los más incansables y comprometidos líderes en el logro del reconocimiento de la sociedad de autores en el mundo entero, y luchando codo a codo, por el establecimiento, aplicación y respeto de una ley que favoreciera la cobranza y el pago de los derechos causados por los usuarios de obras artísticas e intelectuales.
Finalmente, el 2 se Septiembre de 1975, se despide un “grande”. Dos infartos consecutivos cortaron la fructífera vida de Alberto Domínguez. Su funeral estuvo colmado de grandes personalidades, compositores, cantantes y ejecutivos de los medios de comunicación. Su cuerpo fue inhumado en el lote de los compositores del Panteón Jardín. Como dice el refrán: “Honor a quien Honor Merece”.
Los primeros años de su vida los vivió en su tierra natal. Por cuestiones familiares, y posteriormente por inquietud propia, Alberto radicó en muy diversos puntos de la geografía nacional, así como más allá de nuestras fronteras. En 1921 y 1922, se asentó en la ciudad de México, después lo hizo en Puebla, 1922 y 1923. En 1923 y 1924 se reubicó en Matamoros, Tamaulipas, y volvió a la Ciudad de México, donde se instaló de 1924 a 1930. Por otro lado, temporalmente estuvo en Estados Unidos de 1930 a 1932. Retornó a la capital del país para residir de 1932 a 1937, año en que viajó nuevamente a Estados Unidos, permaneciendo ahí dos años, 1937 y 1938. Asimismo, cambia de rumbo, tocando el turno a Alemania para estar durante 1938 y 1939. De nueva cuenta se instala en la ciudad de México, pasando en ella el final de 1939 y parte de 1940. Una vez más, sale hacia Estados Unidos en 1940, donde permanece hasta 1942. Ese mismo año, vuelve a ingresar al país, y se establece 1942 y 1943, para regresar a Estados Unidos, 1943 y 1944. En 1944 vuela a la Ciudad de México, para residir de manera definitiva, de 1944 a 1975. A pesar de tanto movimiento, durante estos años realizó viajes esporádicos de trabajo a Estados Unidos, las Antillas y Europa.
En relación a su escolaridad, Alberto cursó primaria, secundaria y preparatoria. Sin embargo, claramente su vocación natural era el arte musical. De esta forma, realizó una notable carrera de pianista, dirección de orquesta y composición.
Por otra parte, contar con tan sólo seis años de edad, no fue impedimento para que este prodigio realizara en su tierra natal sus primeras obras: "Viva la Feria", inspirada en la llegada de una fiesta a San Cristóbal, y "El Tecolote de Guadaña". Curiosamente, en esa misma época huyó de su casa.
También, su diversificado talento le permitió ser arquitecto autodidacta y constructor de casas y edificios. El brillante Alberto Domínguez gozaba mucho otras facetas, como su gran afición por la gimnasia olímpica y el box, deportes que practicó. En cuanto a su forma de ser, fue de carácter místico, reservado, siendo hogareño, amable y de acrisolada honradez. Otras de sus aficiones era viajar. Además, su tiempo libre lo dedicaba a su pasión por el séptimo arte y deleitarse escuchando música, en particular clásica y jazz.
Dentro de su vasto repertorio, son un par de obras las que le dieron mayores satisfacciones: "Perfidia" y "Frenesí", que durante muchos años rompieron récords por su éxito en gran parte del mundo. Esta delicia de melodías, han sido grabadas por todo el orbe, en todo tipo de ritmo, incluyendo el rock y el jazz. Cabe destacar que entre sus más destacados intérpretes se encuentran, Dave Brubeck, George Shering, Errol Garner, Oscar Peterson, Gerry Mulligan, Cal Jayder, Woody Herman, Benny Goodman, así como casi todas las grandes bandas y orquestas de música popular, bailable o ambiental, y algunas orquestas de música sinfónica con arreglos especiales. De hecho, se realizó el rodaje de una película en México, con capital norteamericano, cuyo título fue "Perfidia", con música de Alberto Domínguez. Adicionalmente, musicalizó algunas cintas, entre las que se encuentran, "Al Son de la Marimba", con Fernando Soler, Joaquín Pardavé y Sara García, y "Mil Estudiantes y una Muchacha", con Emilio Tuero y Marina Tamayo. También, compartió honores al componer dos canciones en coautorìa: "Me Dejaste", y "Traigo mi 45", con letras de Bernardo San Cristóbal y Apolonio Aguirre respectivamente.
Durante su creativa trayectoria profesional, Alberto recibió muchos reconocimientos por su obra, como los diplomas de Broadcast Music, por "Perfidia" y "Frenesí", en 1941. En 1944, Radiolandia le otorgó un diploma por el primer lugar de popularidad de su canción "Humanidad".
Al año siguiente, en 1945, Radiolandia y la Lotería Nacional le otorgaron diplomas por primer lugar, a su tema "Hilos de Plata". En 1946, la Editorial Mexicana de Música Internacional, le confirió el Trofeo de Madera y Bronce, al éxito "Por la Cruz". Ese mismo año, Radiolandia le confirió diploma a primer lugar en popularidad a esa obra. En 1957 y 1961, la Promotora Hispanoamericana de Música le entregó diplomas a primer lugar de popularidad, por sus sencillos "Hilos de Plata" y "Eternamente". Para 1966, en Salamanca, Guanajuato, recibió el Pípila de Plata, por la importancia nacional e internacional de su obra. Posteriormente, en 1969 fue reconocido con diplomas y medallas de oro, porque pasaron del millón de ejecuciones en los Estados Unidos, sus ya clásicos de la música popular "Perfidia" y "Frenesí", y por esta misma razón, la Promotora Hispanoamericana le dió su Trofeo de Plata en forma de pergamino. También en 1969, el periódico El Universal, le rindió homenaje a través de un Diploma especial por la relevancia nacional e internacional de su obra. Llega la década de los 70’s, y con ella, la Secretaría de Turismo le otorgó Diploma y Medalla de Oro, por la importancia de su música en la promoción internacional de México y su cultura.
A principios de los 70's fue electo Vicepresidente de la SACM. Dos años más tarde, en 1972, recibió de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), Medalla de Plata por la relevancia y calidad de su obra. También en 1972, el XXVIII Congreso Internacional de Autores y Compositores le confirió una Medalla de Plata, y con igual presea lo reconoció el Congreso Mundial de Autores y Compositores. En 1973, en el primer Festival Internacional de Música, Teatro y Danza de la Ciudad de Taxco, recibió un Trofeo de Plata por la trascendencia mundial de su obra.
En 1976, contando con la presencia de su viuda, recibió un homenaje póstumo a su obra por parte de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
Cabe anotar, que personajes de la talla de Alberto Domínguez, siempre tuvieron anécdotas surgidas alrededor de ellos. Entre otras, se cuenta que el talentoso músico, arreglista y director de orquesta norteamericano, Glen Miller nombró a Alberto Domínguez, el “Musicalizador de la Segunda Guerra Mundial”, ya que, según sus propias palabras, "cuando llegaba con mi espectáculo musical a los diferentes frentes que visitaba para distraer a los soldados, la canción que más solicitaban era 'Perfidia'." Precisamente, otra de las mayores satisfacciones que le dió su carrera como compositor, fue que "Perfidia" y "Frenesí" hayan roto todos los récords de permanencia en los primeros lugares del Hit Parade de los Estados Unidos, considerando desde la década de los cuarentas; y hasta la fecha, como canciones de autor latinoamericano.
Es importante mencionar que las dos obras siguieron rindiendo frutos en su temporalidad, debido a que volvieron a las listas del Hit Parade en los cincuentas y sesentas. Por otra parte, el gran acontecimiento que fue su música en aquel país y parte del mundo en la década de los cuarentas, fue una situación que supo aprovechar Alberto, y tras arduas gestiones, asesorado por el Lic. Barona de la O., por parte del Gobierno Federal; por el Lic. Rafael de la Colina, Embajador de México, y de los directivos de la SMACEM (Ahora SACM), maestros Juan. B. Leonardo y los Hnos. Martínez Gil; logró abrir las puertas al pago de derechos autorales de Estados Unidos hacia México. En ese contexto, esta fue una valiosa aportación de Alberto Domínguez a nuestro país.
Además de esto, fue cofundador de los gremios autoral y musical de México, contándose entre los más incansables y comprometidos líderes en el logro del reconocimiento de la sociedad de autores en el mundo entero, y luchando codo a codo, por el establecimiento, aplicación y respeto de una ley que favoreciera la cobranza y el pago de los derechos causados por los usuarios de obras artísticas e intelectuales.
Finalmente, el 2 se Septiembre de 1975, se despide un “grande”. Dos infartos consecutivos cortaron la fructífera vida de Alberto Domínguez. Su funeral estuvo colmado de grandes personalidades, compositores, cantantes y ejecutivos de los medios de comunicación. Su cuerpo fue inhumado en el lote de los compositores del Panteón Jardín. Como dice el refrán: “Honor a quien Honor Merece”.
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